Estaba tan enamorada de él
que cuando me dijo que el cielo era morado
se lo creí sin pensar
y cuando me negó a Dios
lo olvidé para tenerle fe solo a él.
Me enamoré y lo sostengo;
tanto como se está la primera vez que lo haces,
tanto como se enamora en la juventud,
tanto que apenas me salen lagrimas.
Entonces me cansé de soñarlo y llorarle,
quererle y odiarle.
Hizo que me olvidara del azul y me contagió sus colores.
La magia que hacía dulces mis metáforas
se volvió amarga, como la caricia de mi padre.
Le quería;
como solo quieren los hijos de una sociedad hipersensible,
como quien es preso de la pasión que solo posee la juventud.
como me había prometido no quererle.
No cumplí ninguna de las promesas que me hice,
deje de verme como individual,
fuera del nosotros
que al final, creo, solo existía en mi mente.
Pero no pudo culparme de hacerlo,
no pude ni yo misma
¿Cómo no querer querer cuando se es joven?
¿Cómo no querer sacarlo todo en estos versos,
carentes de sabiduría?