Pobres de las rodillas, las despojaron de su sensualidad.
Condenadas a la cotidianidad de ser mostradas,
casi a diario por ser consideradas comunes y ordinarias.
Siempre vivieron celosas de los senos
Pobres de los senos, los despojaron de su libertad.
Condenados a solo mostrarse en secreto,
por ser considerados demasiado sensuales y vulgares.
Siempre vivieron celosos de las rodillas.
Desgraciados los humanos.
Ni siquiera a la muerte pueden enfrentar desnudos.