Yo, conocí a una mujer loca.
Yo, me enamoré de una mujer loca.
Pero ella estaba loca.
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Era tan enigmática que siquiera ella podía entenderse.
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En su cabeza estallaban tantas cosas maravillosas, que su boca apenas podía seguirle el ritmo. Solo sus manos le seguían el paso de vez en vez.
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Y por más que le repitiera una y otra vez que era hermosa, nunca recibí besos como cuando le decía lo loca que me parecía.
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Ella era diferente. La verdad creo que explotaba tanto esos particulares gustos y costumbres para encontrar a alguien que le embonara a la perfección.
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Quería que se viera como yo lo hacia. Quería que supiera que era la maldita zorra de alguien, quería regalarle Orlando…
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Después de hacer el amor, me recostaba en su pecho mientras cantaba versos sin sentido, jugando con mi cabello. Yo saboreaba cada nota y caricia como si fuera la ultima.
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Por que ella estaba loca.
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“Quiero ser buena. No creo en el destino, pero a veces me da la impresión que el mío es lastimar.” me dijo apoyada en su embriaguez.
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Se fue. Me dolió, quise entenderla pero ella estaba loca.
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La amé, hasta que me dio el amor. Pero ella estaba loca, entonces la olvidé.
