Ningún mar en calma hizo experto al marinero, dice el proverbio bíblico y esa es la primera lección que nos deja la pandemia del coronavirus: la oportunidad de aprovechar la adversidad para volvernos más fuertes y decidir entre las dos opciones que nos plantea la pedagoga y experta en educación emocional Eva Bach: “Ante una situación extrema, podemos venirnos abajo, desesperarnos y entrar en conflicto o aprovecharlo para replantearnos aspectos de nuestra vida, crecer emocionalmente y tejer vínculos más sanos entre nosotros y nuestra familia”.
La decisión está en cada uno, si cambiamos la oscura y dramática visión del infortunio por el brillante y alentador aprendizaje a ser más y mejores humanos y el aprovechamiento de las enseñanzas de vida que nos deja la tragedia. Otra lección importante es la de la solidaridad y la empatía con quienes viven una situación más crítica que la nuestra, cuando la preocupación mayor es tener que quedarnos en casa y aburrirnos por no saber qué hacer con tanto tiempo libre.
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Tomemos en cuenta que hay gente que vive en condiciones desesperantes y solidaricémonos con ellos en la medida de nuestras posibilidades. Por otra parte, el forzoso “Quédate en casa” nos da la oportunidad de revalorar la verdadera cercanía física, sobre todo en estos tiempos en que las relaciones virtuales tienen un papel preponderante en la sociedad. Y si el coronavirus impide los abrazos, los besos y los apretones de manos en aras de la sana distancia, al término de la contingencia sanitaria apreciaremos más el contacto físico sobre el virtual.
Eva Bach recomienda la reciprocidad, el sentido de pertenencia, de ser parte de algo grande que nos cuida y que también nosotros debemos cuidar. “La responsabilidad compartida, la sensación de que el destino depende no sólo del propio sino también del destino de todos los que nos rodean. Porque con el cosmos y sus leyes estamos muy endeudados. El virus nos lo está explicando a un alto precio“. Ojalá que, para hacer realidad la sentencia de “no hay mal que por bien no venga”, sepamos aprender y aplicar en la práctica las lecciones del coronavirus. ¿A poco no…?