Más allá de los temas políticos que rodean al proyecto federal, el agua, definitivamente, debe ser el elemento unificador de La Laguna.
El pasado viernes, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, puso manos a la obra para continuar la ejecución del proyecto Agua Saludable para La Laguna. Después de semanas de discusiones, mesas de diálogo, manifestaciones y recursos jurídicos, la mayoría de las partes involucradas firmaron acuerdos vinculantes para permitir el desarrollo de la obra.
La historia, fuera del romanticismo que estudiosos y cronistas le han impreso a la construcción de la región, ha demostrado que las y los laguneros, junto con las autoridades, no se organizan ni trabajan, en su mayoría, en temas comunes.
Lo vemos cada tres o cuatro años en las presidencias municipales o cada seis años en las gubernaturas. Todo lo que se decide en una administración, se modifica en la entrante.
Los retos en la región son mayúsculos; la movilidad es precaria, los sueldos son bajos, la ciudad está sucia, la violencia de género se percibe en cada esquina y los recursos naturales, como el agua, se están agotando.
Alguna vez escribimos en este espacio que si el desabasto de agua no unía a los laguneros, entonces nada lo iba a hacer y, en este momento, más allá de las presiones que pudieron haber recibido los integrantes de Prodefensa del Nazas o del Módulo de Riego 03, los acuerdos lograron poner en marcha un mega proyecto que contempla una inversión superior a los 10 mil millones de pesos.
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Por una parte, es necesario aceptar que Agua Saludable no pone especial atención en el extractivismo y la sobreexplotación de la que son objeto los recursos naturales laguneros. Las empresas seguirán produciendo a grandes escalas. El agua concesionada continuará utilizándose para los fines originales. El ganado seguirá disfrutando de alimento y líquido abundante y los bolsillos de los millonarios del agua en La Laguna continuarán rebosantes. Sin embargo, el trabajar en un proyecto integral para abastecer de líquido en cantidad y calidad a nueve municipios laguneros, tecnificar el riego, modernizar canales, entre otros elementos, puede ser un buen paso para labrar el camino hacia una región sustentable.
¿Cederán los poderosos intereses empresariales y políticos para que esto así sea? La historia, lamentablemente, dictaría que no. Pero indispensablemente el agua, el bendito líquido, fungirá, si el desabasto no se resuelve de manera definitiva, como elemento unificador de una región seca y al borde del colapso.