Se perfilan grises campañas políticas en Coahuila. Las 4 personas que competirán por la gubernatura del estado no presumen de un discurso innovador ni son funcionarios que, en puestos anteriores, dieron resultados extraordinarios.
Las campañas políticas en Coahuila
Las campañas políticas en Coahuila son afines a la «Dictadura perfecta» que ejerció el PRI en México durante casi 80 años. Las estructuras fueron cooptadas. Las cámaras empresariales son serviles y afines al gobierno en turno. Los empresarios apoyan con importantes cantidades de efectivo al candidato oficial para que éste pueda comer y vestir bien durante los 60 días de campaña.
Los estrategas de las campañas son personas poco creativas, que replican mensajes vacíos y huecos que no conectan con absolutamente nadie. Vemos en redes sociales un granja de bots que adulan y aplauden cada una de las publicaciones de los candidatos. Las campañas en Coahuila serán insufribles, las propuestas serán las mismas de siempre y los resultados también serán los mismos de siempre.
Así, Manolo Jiménez Salinas, Lenin Pérez Rivera, Armando Guadiana Tijerina y Ricardo Mejía Berdeja buscarán suceder a Miguel Riquelme y proponer un cambio de dinámica que, al final, se mantendrá exactamente igual.
Más allá del partido u organización que logre ganar la gubernatura, son tan importantes los intereses comerciales y criminales que se disputan en Coahuila que nadie se atreverá a cambiar la inercia en la que viene avanzando el estado. La minería, el sector servicios, el clúster automotriz y el intercambio comercial en la frontera son elementos indispensables para que el estado se mantenga medianamente estable.
Las campañas políticas existen gracias a los empresarios
Las campañas políticas en Coahuila se hacen para los empresarios. Pese a que las y los ciudadanos de a pie son quienes eligen a los gobernantes, los grandes empresarios de Coahuila son quienes gobiernan y toman las decisiones que finalmente acatan los candidatos.
Una campaña política es una prueba de lealtad entre candidatos y benefactores. Aunque el INE y el IEC no lo mencionen, la mayoría del dinero que usan los partidos es en efectivo, no se factura y proviene de pases de charola que hacen personas afines a los candidatos con empresarios de grandes vuelos.
De esta manera, el ganador de la elección inicia su administración debiendo favores y es, por ese motivo, que pese a que cometan alguna irregularidad, sucedan tragedias en sus gobiernos, contaminen como nunca o no den los resultados, los empresarios gozan de total impunidad, hacen lo que quieren, pagan menos impuestos, ofrecen salarios miserables y evitan la utópica movilidad social que siempre se promete en las campañas políticas.
Las campañas políticas en Coahuila son vigiladas por un órgano ciego
El Instituto Electoral de Coahuila es un órgano ciego o, más bien, que no quiere ver. Políticos, familiares y amigos de ellos, así como empresarios, se reúnen en diversos sitios de la entidad para gestionar apoyos y donativos a cambio de prebendas, de promesas pensadas a futuro, de posibles inversiones, entre otros privilegios.
Los ciudadanos únicamente son un instrumento que valida un sistema que no funciona, que no es vigilado con efectividad por el Instituto Electoral de Coahuila y que es solapado por el Instituto Nacional Electoral.
Te puede interesar | Precampañas en Coahuila: ¿quién ganó y quién perdió?
En las precampañas vimos como un Senador hizo actos anticipados y no pasó nada. Vimos cómo un funcionario estatal se placeó durante un año regalando programas sociales con motivos electorales y no pasó nada. Vimos a un subsecretario difundiendo publicidad por toda la entidad y no pasó nada y también vimos a un ex diputado federal promocionando su imagen a diestra y siniestra en la frontera y tampoco pasó nada.
El IEC es un órgano caro que se presenta como una institución democrática que garantiza campañas y elecciones limpias, sin embargo, en Coahuila, la dinámica, no es en pro de la participación ciudadana, sino de justificar las inversiones millonarias que hacen los empresarios en favor de los candidatos para que éstos, ya en el poder, sigan protegiendo sus privilegios.