Según el canciller Marcelo Ebrard, el 17 de mayo de este año 2021 el estado mexicano dará una disculpa al chino por el asesinato de 303 personas de ese origen asiático en la ciudad de Torreón, Coahuila; acto con una importancia política tremenda.
En el artículo 37, «Satisfacción», del documento «Responsabilidad de los Estados por un Acto Ilegal Internacional», oficial de la Organización de las Naciones Unidas, en el apartado segundo, aclara:
«2. La Satisfacción podría consistir en el reconocimiento de una violación (internacional), una expresión de arrepentimiento, una disculpa formal u otra modalidad apropiada«.
Esto es, el acto de disculpa que debe el estado mexicano por el genicidio chino en el año de 1911 en la muy joven ciudad de Torreón no debe tomarse como una condecoración del gobierno de López Obrador, si no como una responsabilidad internacional.
En 2019, la canciller federal de Alemania, Angela Merkel, en medio de su visita al campamento de muertos de Auschwitz en Polonia, declaró:
«Recordar los crímenes es una responsabilidad que nunca termina. Pertenece inseparablemente a nuestro país. Estar al tanto de esta responsabilidad es parte de nuestra identidad nacional, nuestro entendimiento como una sociedad libre e iluminada: una democracia. No hay palabras para expresar nuestro dolor«.
Si bien el holocausto es un genocidio inmenso, comparado con el sucedido en Torreón, el arrepentimiento que causa al gobierno y al pueblo de Alemania no es menor.
Son los actos de disculpas públicas los que promueven una cultura de responsabilidad, ya que no sólo implican un reconocimiento del acto ilegal, si no una postura de reconciliación política.
«La disculpa oficial busca reconstruir el ethos nacional, al tiempo que integra los reclamos históricos de grupos oprimidos por el Estado a la historia oficial. Así, el fin último de la política de los Sorry States, debe ser el suscribir un nuevo contrato social que funde una nueva identidad colectiva basada en el reconocimiento de las atrocidades cometidas» (Animal Político, [Sanz, 2012])
«Las disculpas estatales, desde una perspectiva de derechos humanos, parten de la necesidad de reconocer que a negación selectiva y el olvido no son una opción aceptable en un Estado de Derecho» (Animal Político, [Nytagodien & Neal, 2004]).
Así, pues, esta mañana, lo que brevemente informaron Marcelo Ebrard y Zoé Robledo, director del IMSS, tiene trascendencia más allá de ser una de las 15 conmemoraciones emblemáticas que habrá en los siguientes cuatro meses del porvenir mexicano, deberá obrar como un acto con permanencia.
Si bien el genocidio del pueblo chino explota en la ciudad de Torreón, la campaña antichina dominaba el norte de México por esa segunda década del Siglo XX, especialmente en Sonora y Sinaloa
Los chinos con residencia en México, por esos años, fueron discriminados por el pueblo mismo, pero también por dirigentes como Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles.
En Torreón, la hostilidad contra la colonia china es bien narrada por Pedro Salmerón, quien cuenta la historia del Benjamín Argúmedo Hernández, un rebelde lagunero en tiempos de la famosa Toma del Torreón.
Dentro de sus actos revolucionarios incluyó saquear negocios en la ciudad, especialmente el Banco Wah-Yick, donde Argúmedo ordenó a sus hombres saquear el edificio y asesinar quienes allí estuviera.
Argúmedo Hernández y Los Colorados fueron una banda con intenciones antirreeleccionistas que, cuentan, se instaló en un hotel lujoso de Torreón y comenzó a crear problemas en la zona, muchas de estas agresiones fueron contra la comunidad china.
Poco a poco, el odio contra los chinos (aún incomprensible) se fue germinando hasta culminar en la matanza a la que se debe el perdón que aquí nos atañe.
Disculpas pasadas
José Ángel Pérez, cuando fue alcalde de Torreón, hizo un «acto de desagravio» que significó una intención para reparar un grave agravio frente a Dios (de raíces cristianas). Es decir, un reconocimiento del hecho.
En esta disculpa del 2004, estuvo el embajador chino Ren-Jingyu, además de Carlos Castañón (historiador) y Sergio Corona Paez, entonces cronista de la ciudad, ambos expertos de lo sucedido.
Carlos Castañón, titular actual del Archivo Histórico de Torréon dijo a Milenio: «Me parece muy importante que después de ciento diez años el Estado mexicano asuma, anuncie una disculpa pública por los asesinatos de los chinos aquel 15 de mayo en la revolución.
«Estas prácticas las han hecho en otros país. Es una tendencia de dignificar la memoria, es importante hacerlo, no solamente porque se trate de regresar a la historia, sino para alertar en el presente de los peligros que tenemos«.
Con información de Nexos, UNAM y Milenio.