La disputa por Coahuila está tomando intensidad. Desde el partido oficial del gobernador, y desde la principal fuerza opositora, empiezan los mensajes, críticas, señalamientos y promesas en torno a las elecciones estatales que se llevarán a cabo en junio de 2023.
La disputa por Coahuila
Desde el PRI, partido del gobernador Miguel Ángel Riquelme, el proyecto con o sin alianza está claro: Manolo Jiménez Salinas, ex alcalde de Saltillo y actual secretario de desarrollo social será el próximo candidato a la gubernatura del estado. Salinas cuenta con la bendición del gobernador y se ha estado placeando por la entidad desde que tomó la responsabilidad en el gabinete de Riquelme.
Salinas fue cuestionado por un reportaje en el que se documentó la contratación de servicios para favoreces a ciertos políticos y empresarios:
«En septiembre del 2021 se publicó una investigación del Border Hub en la que se comprobó que su programa «Echados pa’Delante» fue utilizado durante la pandemia de Covid-19 para apoyar a un grupo de empresarios cercanos, entre ellos el exdiputado federal, Mario Alberto Mata Quintero, además de otros prominentes empresarios y miembros de la Canirac. La investigación reveló que no se comprobó la cantidad de recursos que Jiménez Salinas aseguró haber invertido. También se comprobó que la organización de su esposa, «Apoyaré», colaboró en la estrategia pero sin informar del origen de los recursos.», dice la reseña de la investigación.
Por otro lado, desde Morena son varias las personas que tienen la mano alzada para tratar de terminar con la hegemonía del PRI. En principio de cuentas, Luis Fernando Salazar, ex diputado federal y senador de la república, estaría buscando la posibilidad de aparecer en la boleta como candidato a gobernador de Coahuila. A Salazar se le ha visto muy cercano al líder nacional del partido, Mario Delgado, y fue el delegado de la organización en Quintana Roo, estado en donde acaban de ganar la gubernatura con Mara Lezama.
Otro de los contendientes sería Ricardo Mejía Berdeja, actual subsecretario de seguridad pública del gobierno federal que, con el apoyo del grupo de Armando Guadiana, está tratando de darse a conocer en todo el estado. Morena podría dividirse entorno a la disputa por Coahuila.
La disputa por Coahuila rebasa los intereses ciudadanos
La disputa por Coahuila rebasa los intereses ciudadanos. La política tiene al desventaja de que lo que está en juego no es la posibilidad de ser funcionario o funcionaria pública para resolver las necesidades de la población, sino para obtener poder, recursos y capacidad de gestionar negocios y estrategias que beneficien a ciertos grupos de interés.
En el estado, en caso de que el partido hegemónico vaya en alianza, ellos serán los que pongan el candidato y diseñen la estrategia para tratar de conservar el poder que vive en sus manos desde hace casi 100 años. Por otro lado, los morenistas, con la popularidad del presidente López Obrador como empuje, se destruirán, se dividirán y se exhibirán con tal de lograr la candidatura que les dé cierta posibilidad de gobernar a una de las entidades más productivas de todo el país.
Te puede interesar | Ciudadanía de Gómez Palacio fue la menos participativa en las elecciones
Mientras tanto, por la producción masiva de carbón, de leche, de partes automotrices, entre otras cosas, seguirán escaseando los recursos naturales, la población continuará viviendo con limitaciones por la visión extractiva y abusiva con la que se trabaja en Coahuila.
La disputa por Coahuila será entre pequeños grupos de políticos que babean por tener el poder. Los proyectos para generar mejores condiciones de vida para la población quedan desplazados. Al final eso sólo es propaganda, la política en Coahuila y en México no abraza las necesidades y demandas del pueblo, sino las estrategias para beneficiar a pequeños grupos de interés que hacen lo que quieren con los recursos públicos.
Ya comenzó la guerra. La disputa por Coahuila es una realidad. En 2023, posiblemente, veremos las campañas más agresivas y feroces de las que se tenga memoria. Al final, cuando el triunfador tome protesta, la ciudadanía seguirá esperando los resultados que nunca llegan.