investigación deuda, influencias y gastos sobre secretaría de inversión público productiva de Miguel RiquelmePortada Reportaje
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Editorial | @redespoder

El manejo de la pandemia  ha dejado muchas declaraciones y posturas que desvelan el doble discurso de los políticos laguneros.

Por una parte, personajes como Miguel Ángel Riquelme, gobernador de Coahuila y Marcelo Torres, diputado local, han despotricado una y mil veces contra las decisiones que está tomando el Gobierno Federal para combatir a la pandemia; las han tachado de laxas, poco inteligentes, absurdas e irresponsables, sin embargo, ellos, en los hechos, también han dejado mucho qué desear.

El pasado 20 de julio, justo en el primer brote más intenso de la pandemia, el alcalde de Saltillo, Manolo Jiménez, subió a sus redes sociales una serie de fotografías en donde presumía una fiesta con todos los alcaldes y alcaldesas del estado de Coahuila. En esa reunión, el invitado principal fue el propio gobernador, Miguel Ángel Riquelme.

En su momento el mandatario estatal fue cuestionado por los medios de comunicación, sin embargo, él sólo se limitó a contestar que fue una pequeña comida en la que se guardaron todos los protocolos sanitarios.

El propio gobernador en sus ruedas de prensa y eventos públicos dejó de utilizar tapabocas. Su discurso iba inclinado hacia que la crisis ya estaba controlada. Hoy en día, la Región Laguna es la zona con la tasa de transmisión más alta del país y Coahuila está a punto de pasar a semáforo rojo de máximo riesgo de contagio.

Por otro lado, el diputado local por el Partido Acción Nacional, Marcelo Torres Cofiño, fue criticado el pasado domingo en las redes sociales por haber asistido y permitido la celebración de una boda multitudinaria en un prestigioso salón de eventos de la ciudad de Torreón.

La fiesta fue a propósito del casamiento de su hijo y, de acuerdo con diversas versiones, el festejo tuvo alrededor de 200 invitados.

Ese mismo día el político lagunero publicó una columna en donde criticó las medidas del Gobierno Federal y condenó que no hayan sido más estrictos para evitar tantas muertes.

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¿Qué tan sinceros son los políticos laguneros y mexicanos? Por una parte, se dicen preocupados e indignados por la situación sanitaria y económica que está atravesando el país y, por el otro, acuden a fiestas, pagan millones de pesos en publicidad oficial, hacen campaña en las calles y se ocupan más por lo que pasa y dicen afuera del territorio coahuilense que por la vida cotidiana de las y los ciudadanos que representan.

La sociedad está cansada del doble discurso, necesitamos políticos y funcionarios comprometidos con su trabajo y, sobre todo, con la ciudadanía. Utilizar momentos agudos y cruciales como éste para tratar de sacar raja política es una acción baja e indignante. Basta de simulación y de mentiras. Es tiempo, desde los tres niveles de gobierno, de ponerse a trabajar y olvidar, al menos por una vez en su existencia, la posibilidad de sacar ventajas y privilegios dentro de la función pública.

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