Cerca de 12 mil personas migrantes se aglutinaron debajo del Puente Internacional que une a Ciudad Acuña, Coahuila con Del Río, Texas. La mayoría de ellas son haitianas, originarias del país más pobre del continente americano y que actualmente vive una crisis política y social sin precedentes.
El pasado mes de julio, el presidente de Haití, Jovenel Möise, fue asesinado por motivos que aún son desconocidos. Unos sujetos rodearon su domicilio particular y le quitaron la vida, junto con la de su esposa.
Además, la crisis se agravó por un terremoto acaecido el pasado mes de agosto, que dejó sin vida a más de 2 mil haitianos y provocó cuantiosos daños materiales y de infraestructura en la isla.
Desde aquel momento, el pueblo haitiano ha buscado, desde diversas vías, abandonar su país para tratar de aspirar a una mejor vida.
Las rutas son variadas, algunas personas deciden irse a Ecuador, ya que en ese país no les solicitan visa y allí buscan empleo u otras oportunidades. Pero miles de personas más, ya sea por mar o tierra, iniciaron un éxodo desde el caribe, pasando por Centroamérica y cruzando México para llegar a la frontera coahuilense con Estados Unidos.
Por una parte, las personas migrantes, en su tránsito, se enfrentan a los peligros que conllevan cruzar la selva, las fronteras internacionales y las bandas del crimen organizado. Ya en el norte de México, las autoridades migratorias han aplicado rigor en el aseguramiento y deportación de personas, pero al mismo tiempo se está conteniendo el tránsito hasta que Estados Unidos decida qué hacer y cómo operar.
Para el presidente Joe Biden el reto es mayúsculo, las fronteras continúan cerradas por la pandemia. La actividad económica en la zona fronteriza está detenida y las autoridades del condado de Del Río, Texas, no cuentan con los recursos humanos y económicos para atender a las más de 12 mil personas que están a la espera de una visa humanitaria, o de cruzar ilegalmente o de recibir asilo político.
Las centrales camioneras de México, particularmente en Veracruz, Monterrey y hasta Saltillo, lucen abarrotadas de personas migrantes haitianas que están comprando boletos hacia Ciudad Acuña, Coahuila, para penetrar el Río Bravo e instalarse en el Puente Internacional.
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Ni el gobierno mexicano ni el estadounidense han podido contener las caravanas. Cada vez hay más personas desplazadas, que buscan una oportunidad lejos de sus lugares de origen.
De acuerdo con reportes de medios nacionales e internacionales, las y los migrantes cruzan por la zona baja del río, se instalan del lado norteamericano y después vuelven a México por la misma ruta para comprar alimentos y artículos necesarios para su campamento.