Jorge Torres López, ex gobernador interino de Coahuila, es apenas la cola de la rata que podría explicar los escándalos de corrupción de la entidad.
El político saltillense fue uno de los hombres de confianza más cercanos al ex gobernador, Humberto Moreira y fungió como operador político y financiero del ex mandatario estatal.
La carrera política de Torres López figuró con interinatos; primero como alcalde de Saltillo y después como gobernador. En el intermedio, durante el gobierno de Moreira, participó como Secretario de Desarrollo Social y Secretario de Finanzas y fue precisamente en ese puesto donde llevó a cabo operaciones irregulares por las que fue juzgado y sentenciado en Estados Unidos.
Rafael Cabrera, reportero responsable del inicio de la investigación de la Casa Blanca de Peña Nieto, alguna vez comentó que, una vez que el periodista nota la cola de la rata, que se da cuenta que podría haber alguna anomalía, sólo es cuestión de jalar y jalar hasta descubrir la verdad oculta.
En ese sentido, Jorge Torres López fue objeto de interrogatorios y declaraciones juradas en Estados Unidos para explicar los desvíos de dinero del erario coahuilense que posteriormente eran enviados y lavados en territorio norteamericano y en diferentes paraísos fiscales.
De acuerdo con la declaración de Javier Villarreal, ex subsecretario de finanzas, durante la audiencia de sentencia de Torres López, el esquema de desvío de recursos fue pensado, diseñado y ejecutado a través de la compra de aviones y renta de horas vuelo con la empresa Rajet Aero, de Luis Alfredo Rayet Díaz.
El testimonio indica que Villarreal, Torres López y el propio Rayet se reunían en el hangar de la empresa, ubicado en el aeropuerto internacional de Ramos Arizpe, para hacer los intercambios de dinero que obtenían a través de facturas y pagos inflados.
En Coahuila, a pesar de que se cuenta con un Sistema Anticorrupción, el tema no se ha debatido en ninguna tribuna. Torres López, al cumplir su castigo de manera retroactiva, ya goza de total libertad en Saltillo.
Rayet Díaz, por su parte, el año pasado fue contratado como proveedor del gobierno del estado para instalar y equipar un hospital móvil en Monclova y proveer de equipo de protección para el personal de salud. Todo bajo asignación directa, sin respetar lineamientos, reglas y los protocolos para proveer un servicio.
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Javier Villarreal, por su parte, vive en libertad condicional en Estados Unidos y continúa esperando su sentencia definitiva. Cuando ésta llegue, además, podría ser liberado en cualquier momento en caso de que la pena sea retroactiva.
Este tridente, encabezado por Torres López, está cerca de librar la justicia. Mientras tanto, las finanzas públicas estatales están comprometidas, no hay dinero para inversión, se pagan más de 4 mil millones anuales por el servicio de la deuda. El gobernador no dice nada y las autoridades competentes tampoco.
Es así que, la cola de la rata, continúa moviéndose de un lado a otra; está viva, atenta y gozando de total y plena libertad. En Coahuila la impunidad no es una enfermedad, es un privilegio que viste con cuello blanco.