La matanza de chinos en Torreón y la xenofobia que motivó su exterminio permanece tras 115 años de historia como ciudad. La colonia oriental que vino a trabajar a La Laguna fue objeto de ultrajes, agresiones y una matanza que siempre será recordada como parte indispensable para entender la historia del municipio, que el día de mañana cumple años.
¿Cómo llegan los chinos a Torreón?
Junto con los españoles y los norteamericanos, los chinos fueron uno de los tres grupos extranjeros más numerosos en Torreón. La colonia ascendía a poco más de 600.
Provenientes, en su mayoría, de la región cantonesa, la colonia China creció cultivando hortalizas. Prácticamente le daban de comer a Torreón, escribió Carlos Castañón en el libro «303, la matanza de chinos en Torreón». Tras dominar el mercado, se trasladaron hacia el comercio y el sector servicios, en donde vendían abarrotes y abrieron negocios como lavanderías, restaurantes y tiendas de ropa. Fue tan vertiginoso su crecimiento, que lograron fundar un banco. La comunidad sabía trabajar, aprovecharon la bondad de la tierra lagunera y eso no gustó a muchos ciudadanos nativos que, con aires de superioridad racial, arrasaron con la vida de 303 personas.
La xenofobia contra los chinos en Torreón
Fue tan marcada la xenofobia y el desprecio hacia los chinos en Torreón y en casi todo occidente, que cuando se conmemoró el primer centenario del inicio de la lucha por la independencia de México, a tres años de que Torreón fuera elevado a categoría de ciudad, la gente gritó, al unísono «¡Viva México, Viva Madero, Mueran los chinos!».
La misma propaganda del Comité Antichino de Torreón, en 1925, decía que luchar contra los chinos es luchar por nuestros hijos. En la memoria colectiva estaba la idea de que el pueblo cantonés era nocivo para asegurar la prosperidad y la tranquilidad del pueblo lagunero.
Fue así que los días 13 y 14 de mayo de 1911, 303 personas de origen chino fueron masacradas por las tropas maderistas que, originalmente, habían justificado la atrocidad porque respondieron a un ataque. Años más tarde, la verdad salió a la luz. El crimen fue por odio. El exterminio fue motivado por la xenofobia.
«La discriminación se sustentaba en lo más vil y ofensivo. Se repetía que los chinos eran sucios, incultos, arrogantes, individualistas y que carecían hasta de sentido del humor.«, dijo el presidente López Obrador durante la disculpa pública que ofreció al pueblo chino en el Bosque Venustiano Carranza en 2021.
El propio presidente recordó un fragmento del plan liberal magonista escrito en 1906, mismo que reproducía el odio hacia el pueblo chino.
«La prohibición a la inmigración china es, ante todo, una medida de protección a los trabajadores de otras nacionalidades, principalmente a los mexicanos. El chino, dispuesto -por lo general- a trabajar con el más bajo salario, sumiso, mezquino en aspiraciones, es un gran obstáculo para la prosperidad de otros trabajadores.»
La matanza de los chinos en Torreón
Para conocer la matanza de los chinos en Torreón, basta con consultar libros como «La casa del dolor ajeno», de Julián Herbert o «303, la matanza de chinos en Torreón»; de Carlos Castañón Cuadros o todos los textos que en su momento publicó el doctor Manuel Terán Lira.
El general Benjamín Argumedo fue el único personaje que murió fusilado por el genocidio. Todo se fue enterrando. El odio hacia el pueblo cantonés no se desvaneció con la matanza. Los problemas se replicaron en otras regiones del país como Sonora, Baja California y previamente en Estados Unidos.
Había heridos y muertos por todas las calles. Pocas familias se tocaron el corazón y escondieron a algunas personas en sus sótanos hasta que las tropas maderistas dejaran de azotar las calles con su violencia.
Horas después de la matanza, las calles tenían brutales pincelazos de sangre por toda su superficie. Las autoridades comenzaron a limpiar como quien pule su piso un domingo de ocio. Se respiraba un tenso aire de tranquilidad que nació de la barbarie y el profundo racismo.
Hoy la ciudad cuenta con vestigios que recuerdan la importancia que tuvo el pueblo chino para Torreón. Junto con ellos, el municipio creció a pasos agigantados.
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Los 115 años de Torreón no se podrían entender sin conocer el mayor acto de xenofobia en la historia de México.
Todavía en 2008, el hortelano, escultura que recuerda la influencia del pueblo chino en Torreón, fue robada. Este símbolo, era constantemente dañado por población que aún guarda un profundo odio contra los cantoneses. En ese momento, casi un siglo después de la matanza, la xenofobia seguía latente.
Hoy en día, ese Hortelano ya fue repuesto. Descansa, como lo hizo por muchos años, en el Bosque Venustiano Carranza y recuerda, a las y los laguneros, que un episodio de xenofobia como el de los días 13 y 14 de mayo de 1911, no se debe repetir.