Asumir la responsabilidad de lo que se hace y se dice es una acción que atenta contra la naturaleza de un político. Promover un ejercicio periodístico, crítico, transparente y puntiagudo es una práctica cada vez más escasa en los medios tradicionales de información.
El pasado día lunes en el noticiero de Ángel Carrillo transmitido por Multimedios Televisión, se llevó a cabo una entrevista con el alcalde de Torreón, Miguel Ángel Riquelme Solís. La oportunidad para transmitir algunas de las exigencias, críticas, propuestas y quejas del pueblo era envidiable. Enfrentar con gallardía, inteligencia y profesionalismo al alcalde era imprescindible.
En la entrevista, fueron obvias las preguntas y construidas las respuestas. El periodista, en lugar de ejercer con certeza su papel y su responsabilidad social, sólo fue el medio para que el Alcalde justificara las condiciones de la ciudad y sus acciones de gobierno.
En el mismo segmento, Riquelme se dio el lujo de defender a ultranza a Alejandra Brambila, mejor conocida como #LadyQuesos, quien fuera exhibida por este medio a través de denuncias ciudadanas como una empresaria morosa, explotadora e irresponsable con sus trabajadores que, en su gran mayoría, son menores de edad.
El nivel de seguridad que los medios locales le brindan al alcalde derrumba cualquier atisbo de democracia y transparencia dentro del sistema político y social de la región. Riquelme, con una tranquilidad pasmosa, no se hizo responsable sobre las terroríficas condiciones en las que se encuentra la ciudad y argumentó que él sí ha hecho obras de trascendencia, comparando así su trabajo con José Ángel Pérez y Guillermo Anaya, ex alcaldes de la ciudad y principales críticos del mandatario tricolor quienes también tienen una cola larga que les pisen.
En reportaje titulado Edil de Torreón crea imperio con miras a la gubernatura, publicado por el Universal el día de hoy, Riquelme se ha vuelto objeto de críticas por todo el territorio a causa de su vida estrambótica y fuera de toda proporción; una fiesta de cumpleaños con más de 1500 invitados, siete automóviles particulares comprados al contado, terrenos, casas y el derroche de dinero público para financiar a instituciones como el Santos Laguna, son sólo algunos de los datos que la publicación del Universal recopiló para mostrar al país el derroche del acalde y aspirante a la candidatura para el gobierno del estado.
Hace unas semanas, la misma fiesta a la que el reportaje hace alusión, también fue motivo de nota nacional y detonó una crítica en redes nunca antes vista en la región.
¿Por qué los medios locales no se unen y no promueven un ejercicio periodístico independiente, responsable y comprometido con la sociedad? ¿Por qué Ángel Carrillo no fue incisivo como sí lo es con personas que no son miembros del partido que gobierna? ¿Por qué los medios nacionales, también anclados y amarrados por los tratos comerciales que tienen con diversas dependencias gubernamentales, están volteando hacia Torreón para exhibir las atrocidades vulgares e inoperantes del alcalde Riquelme? ¿Qué necesitan los medios locales para entender que su función es ser la voz del pueblo hacia el poder y no los defensores y boletineros de la clase política de la región?
Dos años construyendo el Paseo Morelos, que más que peatonal, se ha vuelto un estacionamiento más seguro para los automovilistas. Cuatro meses desde que se fracturó el puente de Villa Florida y aún no lo rehabilitan. 160 millones de pesos invertidos en un teleférico que presume la poca visión y la enorme superficialidad del mandatario lagunero. Millones de inversión perdidos a causa de la avenida del río por haber construido sobre su lecho con una lentitud pasmosa y con nula planeación.
Sin duda, como se ha venido describiendo en Redes de Poder, la actual administración es la de las ocurrencias.
Roger Waters le leyó al presidente Peña Nieto que el mundo lo estaba observando. Hoy, y desde hace meses, el país le grita a Riquelme que lo está observando y que sus acciones de gobierno y su ostentoso estilo de vida molestan, agreden y ofenden a una ciudadanía cada vez más despierta y crítica.
Si los medios tradicionales continúan omitiendo y aminorando las carencias que Riquelme ha provocado a causa de su ineficiencia, es su problema. El pueblo tiene las redes, tiene inteligencia y se ha dado cuenta que su ciudad está siendo objeto de debate en todo el país no por sus cualidades ni por su historia, sino por lo ostentoso y costoso que ha costado para los laguneros la administración del señor Riquelme. El edil, con toda su faramalla y toda su estructura y todas sus estrafalarias obras, se encuentra arrinconado por una gran parte de la sociedad lagunera y señalado por decenas de medios nacionales, ahora, sólo resta que los medios locales asuman su responsabilidad e informen con objetividad y destapen todo lo que ellos saben que está escondido y que está sucediendo.