Los medios coahuilenses son reprimidos todos los días. No vamos a generalizar ni a asegurar que todos los medios tradicionales de comunicación sufren del mismo fenómeno, pero la estrategia de acallar líneas editoriales en base a convenios publicitarios es uno de los pilares del gobierno de Miguel Riquelme.
Mucha polémica ha generado el debate entre Carlos Loret de Mola y Andrés Manuel López Obrador. Más allá de quién tenga la razón y de si estuvo bien o mal lo que hizo el presidente, vale la pena explicar cómo es la dinámica mediática en Coahuila, quién paga, cómo pagan y por qué casi no hay voces críticas en la entidad.
Los convenios de los medios coahuilenses
Coahuila, en promedio, invierte alrededor de 500 millones de pesos por año en publicidad oficial. Más allá de que también busca dar a conocer programas de gobierno y resultados, un convenio ayuda, algunas veces, en mantener contentos a los dueños de los medios y, con ello, a contener la pluma y la opinión de sus reporteros y colaboradores.
De acuerdo con la Secretaría de Finanzas, un medio como el Zócalo de Saltillo cobró más de 589 mil pesos por la difusión de la campaña «Por tu protección cero tolerancia». Esta publicidad únicamente fue difundida en el mes de septiembre. En contraste, al hacer una revisión del contenido informativo del diario saltillense, no se encuentran señalamientos en contra de la actual administración estatal.
Así como dicho convenio, los dueños de los medios coahuilenses acuerdan desde restaurantes o reuniones privadas las condiciones en las que cobrarán al gobierno por sus campañas. Aunque en el papel la línea editorial no esté en juego, la falta de regulación de la publicidad gubernamental provoca que los aparatos de comunicación social mantengan controlada a la opinión pública a través de una importante inversión en los medios.
Mucha inversión en medios; pagos pobres a los reporteros
Las y los reporteros en Coahuila tienen un sueldo que se ajusta a los tabuladores que se pueden observar en plataformas como OCC Mundial. Los ingresos oscilan entre los 7 y hasta los 10 mil pesos mensuales. Hay comunicadores que ganan más dinero, otros que menos, pero los grandes medios coahuilenses se ajustan a ese tipo de salarios.
En cambio, todas esas empresas se les reparte, año con año, 500 millones de pesos para publicidad oficial sólo del gobierno de Coahuila, sin tomar en cuenta la propaganda de los municipios, los órganos descentralizados y la inversión de la iniciativa privada.
Mientras los dueños de los medios se engrosan los bolsillos en base a convenios, sus empleados, los que producen las información y se encaran con los funcionarios, muchas veces necesitan de dos o más trabajos para poder salir adelante.
La represión de los medios coahuilenses
Un reportero en Coahuila vive represión todos los días. Los medios coahuilenses, insistimos, no todos, pero sí una gran parte, no van tras el periodismo, tras la información, tras la crítica; van sobre el convenio, sobre el contrato que arroje algo de estabilidad; ¿cómo es posible que haya tantos medios de comunicación en Coahuila si apenas tenemos 3 millones de habitantes?
Existen grandes reporteros y reporteras en Coahuila y en La Laguna y tenemos el honor de conocer a algunos de ellos. Han publicado buenas historias y otras más se han quedado en el tintero o se han expuesto en otras plataformas porque sus jefes no les dan permiso para publicar.
Es casi imposible lograr que un medio tradicional de comunicación no reprima e impida el libre reporteo a sus trabajadores si dependen casi totalmente de los negocios con el gobierno.
Además, los grandes empresarios no solamente tienen el canal de televisión o el periódico o la estación de radio; también tienen constructoras, hoteles, restaurantes, cines, imprentas, entre otros negocios. Todos, por supuesto, buscan como principal cliente a la administración estatal.
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La violencia que no vemos es la que viven las y los reporteros todos los días, cuando no los dejan cubrir una nota, no publicarla, cuando llega su quincena y ven que sólo alcanza para lo más indispensable, cuando entienden que pensar y futurear con un patrimonio es una acción ilusa.
Esta editorial tampoco intenta victimizar al medio. En campo hay colegas que trabajan con el corazón, con pasión, con rigor y con mucho profesionalismo y hay quienes simplemente buscan fincar relaciones y pagos adicionales, sin embargo, la dinámica de los medios coahuilenses orilla, a algunos colegas, a tomar decisiones que, lamentablemente, desvirtúan el fin único del periodismo que es informar a costa de cualquier interés.