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¿A poco no…? | Juan Ceballos Azpe | @licjuanceballos

Hoy se cumplen 529 años de aquel 12 de octubre de 1492, cuando el almirante genovés Cristóbal Colón, llegó a tierras americanas en busca de la nueva ruta de las Indias, sin saber que había descubierto un nuevo continente, aunque 500 años antes, unos vikingos al mando de Leif Ericsson, ya habían visitado el continente, pero como la historia la escriben los vencedores, el mérito se le atribuye al navegante italiano, financiado por la corona española que nos mantuvo bajo su dominio político, económico y social por casi 300 años. De esta forma, Cristóbal Colón, sin darse cuenta, vino a descubrir un nuevo continente que ya había sido descubierto cinco siglos atrás, y tal parece que algo semejante sucede en nuestro país cada seis años.

El redescubrimiento de México se manifiesta como un ritual que se repite en cada ascensión presidencial: el que llega, descubre una nación con graves carencias y rezagos, problemas de educación, salud, vivienda, infraestructura urbana, pobreza, corrupción, inseguridad, procuración e impartición de justicia, entre otros lastres que arrastramos desde tiempos ancestrales. La historia se repite cada sexenio, con la actitud mesiánica del nuevo ungido para ocupar el puesto más alto de la vida pública nacional: llega siempre con la promesa de que a partir de él ya nada será igual en este país, pero nunca lo cumple, por lo que esta nación nuestra ha pasado del sueño de la renovación de la esperanza en los inicios de cada gobierno a la pesadilla del fin de sexenio.

Esto nos recuerda la leyenda de la mitología griega de Sísifo condenado a cargar una enorme piedra cuesta arriba, y casi para llegar a la cima de la montaña, la roca vuelve a caer, para empezar de nueva cuenta el eterno suplicio. Igual sucede en México: cuando, al final de cada sexenio, pareciera como si ya hubiésemos llegado a la cima del fin de los problemas, y la piedra de la crisis cae nuevamente, para subir otra vez la cuesta. La metáfora de la fecha conmemorativa del 12 de octubre se vuelve a repetir con el gobierno federal actual que, otra vez, hace tres años, renovó la esperanza de poner fin a los lastres ancestrales y terminar con la maldición sexenal del redescubrimiento de México.

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Por desgracia el “nuevo descubridor”, como Colón, tampoco sabe a dónde va y la mayoría de su tripulación está conformada, como los marinos de las carabelas, con gente inexperta, incapaz y con malos antecedentes. Hagamos votos porque en los tres años restantes de gobierno, deje de tratar, como lo hizo el almirante genovés, de dar la vuelta por un sendero equivocado, para encontrar una nueva ruta al progreso y desarrollo, cuyos caminos están ya bien trazados y finalmente, al igual que Colón, pero aquí, con pleno conocimiento, descubra un nuevo mundo de posibilidades para que este país deje de ser experimento de gobiernos sin brújula, culpables de nuestro subdesarrollo que nos ha impedido consolidarnos como la Nación fuerte y próspera que anhelamos. ¿A poco no…? ¡Ánimo!

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