El 23 de marzo de 2017, la periodista Miroslava Breach Velducea fue encontrada con varios disparos en el interior de un vehículo a las 7 de la mañana.
La reportera, quien colaboraba para el diario La Jornada y El Norte de Ciudad Juárez, tenía 53 años de edad , se dedicó a investigar la corrupción de criminales y políticos en su natal Chínipas, situación que desembocó en su muerte cuando estaba a bordo de su vehículo esperando a su hijo para llevarlo a la escuela.
Miroslava realizó investigaciones escabrosas que tenían relación con Crispín Salazar Zamorano, líder criminal de la banda «Los Salazar», quienes ejecutaron masacres y despojos a muchas familias que Breach documentó y narró.
«El móvil del asesinato fue la venganza del grupo delictivo Los Salazar, liderado por el preso federal Adán Salazar Zamorano, Don Adán y su hermano Crispín Salazar Zamorano, tíos del ex precandidato de PRI a la alcaldía de Chínipas, municipio serrano que lidera el grupo perteneciente al Cártel de Sinaloa.« Narró Aristegui Noticias.
Por otra parte, en este mismo artículo del portal Aristegui Noticias, citaron el discurso de Patricia Mayorga, corresponsal de la revista Proceso en Chihuahua y amiga de Miroslava Breach, después de recibir el premio internacional por la libertad de prensa. En éste, Mayorga, quien vivía refugiada en Perú por estar amenazada, lamentó la pérdida de su amiga y añadió que investigar la narcopolítica es muy riesgoso, pero que el buen periodista siempre siente el deber de informar e investigar lo que está pasando y dañando a su país.
«Dos meses antes de que la asesinaran Miroslava Breach y yo nos preguntábamos ¿por qué seguíamos? Ella se negaba a ser cómplice y yo a defraudar a a gente que ha confiado y ha puesto su última esperanza en el periodismo. Miroslava tenía claro el riesgo de investigar la narcopolítica, sobre todo en la Sierra Tarahumara, donde controla el crimen organizado hace años, donde lo cotidiano es el desplazamiento forzado las desapariciones forzadas, la muerte y el silencio cómplice. Contra toda lógica y en estado de indefensión para los periodistas en México era necesario seguir y seguimos. La mataron el 23 de marzo, 2 meses después asesinaron a Javier Valdez, en Sinaloa, por cubrir victimas del narcotráfico. Yo me refugié en Perú, protegida por el CPJ. Llegué con el alma quebrada, con una lápida dolorosa y cuestionando ¿por qué Miroslava estaba muerta? La angustia es profunda y pulveriza el cuerpo, pero de ese abismo emergió la fuerza nuevamente para lucha con mayor determinación, mejor preparada.» Declaró Mayorga en su discurso.