Del 24 al 28 de octubre pasado, el gobierno de transición de Andrés Manuel López Obrador llevó a cabo una consulta ciudadana para determinar el futuro del nuevo aeropuerto internacional para la Ciudad de México. Las opciones fueron puntuales, proseguir con la construcción del NAICM en Texcoco o habilitar dos pistas de aterrizaje en Santa Lucía y continuar con la operación del actual Aeropuerto Internacional Benito Juárez y la terminal aérea de Toluca. Como resultado, el 69% de los ciudadanos que fueron a votar decidiieron que se debía cancelar el proyecto de Texcoco, situación que cimbró a los mercados internacionales, puso nerviosos a los empresarios e inversionistas, pero alegró a un nutrido grupo de organizaciones de la sociedad civil que promueven la preservación del medio ambiente.
Un estudio revelado por José Luis Tuege Tamargo, ex director de la Comisión Nacional del Agua, detalló que el predio en donde se estaba construyendo el nuevo aeropuerto capitalino estaban presentando hundimientos que varían entre 20 y 40 centímetros. Esto sucedió como efecto de la sobreexplotación del acuífero del Valle de México.
Además, los grupos ambientalistas explicaron que en la zona del Lago de Texcoco habitan más de 250 especies de aves, por lo que, construir ahí el NAICM, implicaría un Ecocidio para toda la zona.
Un artículo desarrollado por el portal Sin Embargo puso sobre la mesa el punto de vista de César Enrique Pineda Ramírez, doctor en Ciencias Políticas e integrante del movimiento #YoPrefieroElLago. Según el académico, hay cinco beneficios puntuales por la cancelación de la construcción del NAICM en Texcoco:
-Manejo distinto del agua en la cuenca.
-Recuperación de las 12 mil hectáreas de terreno en las que sería instaurado el nuevo aeropuerto.
-Protección de 250 especies de aves.
-Freno a la urbanización.
-Recuperación de las economías agrarias de los campesinos de Texcoco.
Información vía Sin Embargo