La mañana era cálida y bochornosa. Esta ocasión las nubes no adornaron un panorama gris y sombrío. 51 años de distancia parecen muy lejanos, pero las heridas que dejó la matanza en la Plaza de las Tres Culturas el 2 de octubre de 1968 no han cicatrizado.
Estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Coahuila salieron a las calles para recordarle a la gente la masacre que orquestó el Estado Mexicano en contra de miles de jóvenes que abogaron, gritaron y lucharon por sus derechos hasta que se toparon con la muerte.
«¡De norte a sur, de este a oeste, la lucha sigue, sigue, cueste lo que cueste!», «¡Ni perdón, ni olvido!» y el conteo de los 43 estudiantes normalistas que fueron desaparecidos en Iguala, Guerrero en setiembre de 2014 fueron algunas de las consignas que gritaron un puñado de estudiantes que iniciaron su recorrido desde las instalaciones de la Facultad de Ciencias Políticas, hasta la explanada de la Plaza Mayor, frente a la Presidencia de Torreón.
«Imagínense aquí ahorita, todos los que estamos aquí, que estén en su salón, y desaparecen a los que estaban jugando fútbol en el torneo, los que están en biblioteca, los que están jugando UNO en la cafetería, al compañero que se sienta al lado a decir puras tonterías. Imagínense, de la nada llegas al salón y ya no está tu compañero, ya no está, y llegan sus papás a preguntarse si sabes algo de él. Imagínense lo que sintió el maestro, al llegar al aula, y ver que no estaban 43 compañeros. Por eso hoy más que nada decimos ya basta, que ya estamos hasta la chingada de este tipo de cosa que vivimos en La Laguna y en todo el país», comentaron durante el discurso en la Plaza Mayor.
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Pancartas, banderas rojinegras y consignas en reclamo por los crímenes de Estado que han marcado la historia contemporánea del país, fueron los mensajes que engalanaron el acto simbólico de los estudiantes.
En la historia reciente, además de la matanza del 2 de octubre, se recuerdan otras dos fechas trágicas para la comunidad estudiantil; el Halconazo, perpetrado por Luis Echeverría Álvarez en 1971 y la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. La represión y el Estado Mexicano han sido cómplices y aliados. Hoy, por ese motivo, los estudiantes, en pie de lucha, le hicieron un llamado a la memoria para que no le dé la vuelta a la página, para que no olvide que miles de jóvenes lucharon por la libertad de expresión, de pensamiento; lucharon para terminar con cacicazgos y autoritarismos, y fueron sacrificados por un sistema endeble y sin capacidad de autocrítica y reflexión.
Pasarán los años y los lustros y las décadas, pero la historia siempre recordará que el miércoles 2 de octubre de 1968, cuando Gustavo Díaz Ordaz era Presidente de la República y Luis Echeverría Álvarez Secretario de Gobernación, un nutrido grupo de estudiantes, docentes y activistas fueron acorralados en la Plaza de las Tres Culturas de la Unidad Habitacional de Tlatelolco para ser masacrados por elementos infiltrados coordinados por el General Fernando Gutiérrez Barrios, cabeza de la Policía Secreta del Gobierno Mexicano.
Hoy y siempre la narrativa nacional recordará esa trágica fecha para que nunca más se derrame la sangre inocente de quienes únicamente buscaban libertad.