Tocar el pecho de una mujer
y sentir
cada latido como si fuera tuyo
conectar el pulso milenario
y sostener
de algún modo
el ritmo que danza la vida
Ir más allá del valle
explorar profundamente
hasta perderse
en los primeros trazos de la Vía Láctea
en la primera señal de vida
en el último eco
en el sosiego eterno.