Ya nos hacía falta
solías decir mientras el deseo devoraba el tiempo
y la noche se llevaba tu última risa.
Había una duda impronunciable
en nuestras manos
entre tu rodilla y la mía
entre tu boca y la pobre necesidad de amar.
Ya me hacías falta
hace tiempo me descompongo,
caigo y vuelvo a la misma mirada.
Ya me hacía falta
ver tu cabello y darme cuenta que no es negro,
que tus pasos son idénticos y dibujan los caminos
que no me atrevo a andar
y detrás de tus hombros
ver las mismas estrellas de agosto.
Ya te hacía falta a ti
por ejemplo
magullar el corazón
de este infeliz muchacho.