Como creo que anteriormente he mencionado, estoy segura de que la educación media superior es el parteaguas de la vida de los individuos que tuvimos, y que en el presente tienen el privilegio de experimentar como alumnos y como aprendices. En la primera mitad del siglo XX, todo aquel que estudiaba en la Escuela Nacional Preparatoria, así llamada en ese tiempo, eran reconocidos como “Bachiller”; cabe señalar que generalmente eran hombres, ya que las mujeres a duras penas cursaban la escuela secundaria, mucho menos la preparatoria.
Siendo yo pequeña (hace siglos, por supuesto), escuchaba en la radio al “Bachiller” Álvaro Gálvez y Fuentes, quien era un erudito, y que inició su carrera como periodista y locutor, y quien más adelante estudió la carrera de Derecho; tenía conocimiento sobre muchas cosas, sobre muchos temas, y siempre asombraba con sus discursos y participaciones en esa clase de programas. Claro, era muy común que, quien era capaz de saber tantas cosas, alimentaba su espíritu con mucha lectura, con mucha indagación, y aunque muchos de estos personajes no se dedicaban a la investigación como tal; al menos lo hacían para poder compartir esos saberes. Estas almas nos trasmitían toda clase de conocimientos, además de que eran seres dotados de otras habilidades, los había poetas, pintores, músicos, arquitectos, inclusive médicos, quienes más allá de su profesión u ocupación eran verdaderos personajes llenos de sabiduría y admiración.
Todo lo anterior permite demostrar que la educación, más allá de las aulas, que como ya he mencionado en otras columnas, era muy buena; la mayoría de los maestros tenían vocación y eran sabios, motivaban a los alumnos a ser mejores seres humanos y mejores ciudadanos, con muchos valores y con convicción y responsabilidad para con sus semejantes.
Tuve la oportunidad de educarme en uno de los bachilleratos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Ingresé al Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), y aunque no lo hice en “su tiempo”, debo admitir que mi vida encontró su segundo sentido – ya que el primero fue cuando me convertí en mamá – el sentido que me permitió iniciar un diferente rumbo, el de la preparación para saber más sobre la vida, las disciplinas, los contenidos, que me permitían explicarme las cosas, los acontecimientos, la realidad en la que estaba inmersa, me permitía descubrir quién era yo, qué hacía en esta vida, hacia dónde quería ir, y sobre todo me condujo hacia lo que soy ahora. El estudio de mi carrera fue estupendo, me convirtió en una profesional del saber social, mismo que he venido aplicando desde ese tiempo, hasta ahora; sin embargo, la etapa que dejó una huella profunda en mi vida fue, sin duda, la etapa de estudiante de bachillerato.
En el CCH descubrí que la vida tenía muchos matices, que el marco que determinaba mi existencia era mucho más amplio, que los saberes te permiten explicar todo, o casi todo lo que te rodea, que si estos saberes, no son suficientes, aprendí también, que puedes buscarlos, o indagarlos por ti mismo; aprendí que todo era un camino, y que los caminos tienen muchas veredas, que muchas ocasiones te equivocas de vereda, pero que existen otras que rectifican el camino. Aprendí que somos mucho más que seres que sólo buscan la satisfacción material, que estamos compuestos de muchos elementos físicos, químicos, biológicos, y que estos no son nada sin los elementos intelectuales; pero lo más emocionante fue que aprendí que yo podía formar a ese ser intelectual con muy poco, con los libros, con los aprendizajes cotidianos, como estudiante y como ser humano, con experiencias cada vez más enriquecedoras, y con la posibilidad de compartir todo lo que aprendía y comprendía de la vida; por supuesto que esto me hizo descubrir que, entonces nunca dejaría de aprender y siempre seguiría buscando, e indagando por todos lados, y eso ha tenido un significado enorme en mi vida y en los desempeños que me han llevado a convertirme en el ser que hoy soy.
Agradezco a mi bachillerato por haberme permitido estar en el lugar que estoy hoy, y por ser quien soy, pero sobre todo por permitirme compartir lo que sé y por poder seguir aprendiendo, No debemos olvidar que en la educación media superior, es donde los seres humanos se forman, como seres humanos y como futuros profesionistas, así que todo aquel que esté estudiando en una escuela preparatoria, o en cualquier otro tipo de bachillerato, no debe desperdiciar nada de lo que aprende, y no olvide ponerlo en práctica cuando sea el momento indicado, les aseguro que esto les permitirá ser mejores seres humanos, seres que estarán siempre en la búsqueda del conocimiento, mismo que compartirán con los demás.
¡HASTA LA PRÓXIMA!