Participar en las elecciones es relativamente sencillo y nos dará la oportunidad de construir el futuro del país, y tendremos la satisfacción de decir: “yo contribuí para mejorar a México”.
Nos han acostumbrado que la política y el gobierno solo deben estar en unas cuantas manos, desgraciadamente éstas no han sido las mejores, ni con las mejores intenciones.
Por ejemplo, nos han metido la idea de que la única política que vale es la partidista, pero no es así. Para empezar, NO HACER NADA y no participar es política; desde el punto de teoría de juegos, esta opción es válida y desde el punto religioso el pecado de omisión, puede ser tan grave o más que el de comisión, pero para suavizar diremos que es un pecado venial.
Es sabido que los dirigentes pecan por omisión (dejar de hacer alguna cosa) o por comisión (acción de cometer), o sea, por lo que no hacen cuando lo deben hacer, o por lo que hacen y no deberían hacer. En ambos casos tienen su responsabilidad.
A propósito, los políticos cuando andan en campaña prometen el sol, la luna y las estrellas, y lo peor del caso es que muchos se la creen, y al llegar al poder “ni los veo, ni los oigo”. Para seguir con la línea religiosa, comenten pecados de omisión gravísimos, como prueba el estado general del país, la miseria, la violencia, la inseguridad, el desempleo, la desatención a la salud, la pésima educación, la desaparición forzada, la violación a los derechos humanos, etc.
Volviendo a la política, todos hacemos política, y los que no quieren saber ni hacer nada, con su actitud hacen cosas peores.
Los ciudadanos podríamos ser etiquetados en el caso de una famosa sentencia; “la política es tan importante que no debemos dejarla en manos de los políticos”.
Desgraciadamente, nos tienen tan bien educados, por no decir programados, que muchas personas no quieren ni siquiera oír de política, pues han convencido a todos y sobre todo a algunos que si piensan y analizan que política y peor son lo mismo, como dice la columna de Catón, “De política y cosas peores”
Veamos parte de una simple definición, al estilo Wikipedia, pues no es cuestión de pontificar ni de ninguna tesis doctoral:
La política… (civil, relativo al ordenamiento de la ciudad o los asuntos del ciudadano) es una rama de la moral que se ocupa de la actividad, en virtud de la cual una sociedad libre, compuesta por mujeres y hombres libres, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva. Es un quehacer ordenado al bien común. …Siguiendo con esta definición la política es el ejercicio del poder que busca un fin trascendente.
Ésta promueve la participación ciudadana ya que posee la capacidad de distribuir y ejecutar el poder según sea necesario para promover el bien común.
Desde el Siglo V AC que se popularizó con la obra de Aristóteles “Política”, se puede tener la seguridad de que en ninguna obra o tratado se le da la connotación de política a la mexicana, ahí les van una cuantas muestras de lo que no deber ser la verdadera política: “Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”, “El que no tranza no avanza”, “Haga obras, pues de la obra lo que sobra”, “La corrupción somos todos” “La moral es un árbol que da moras” el robo de los fondos públicos, se le llama “Peculado” (y es un delito no grave, es decir invitación a robar).
Por todo lo anterior los ciudadanos debemos re-educarnos y quitarnos todas esas telarañas que nos han metido en el cerebro para que dejemos de ser unos simples habitantes pasivos y a partir de ahí educar a todo el que ocupe un puesto público, para que ejerza la verdadera política, promueva el bien común y que cada actor en la vida de la sociedad civil tome su verdadero papel.
Cómo podemos y debemos participar y hacer política de la buena no a la de los políticos mexicanos:
Participando el día de las elecciones en las casillas, recuerde que el INE solo organiza las elecciones aunque el IEC de Coahuila las desorganiza, por ejemplo los comicios del 2017, y es el ciudadano el que las lleva a cabo y debe vigilar que los votos cuenten y se cuenten bien e impedir las mapacherías de los mismos partidos.
Participe como representante de partido, el que usted elija.
Participe como funcionario de casilla, ese día estos ciudadanos son la máxima autoridad y poder en la elección.
Participe como observador electoral, para observar a las autoridades electorales, civiles, poder judicial, medios masivos de comunicación social, a los partidos políticos y desde luego a los mapaches.
Pero, sobre todo, con su voto no deje que unos cuantos, la partidictadura y los dueños de las franquicias llamados “partidos políticos” decidan por usted.