Siempre le dije a mi hermano que se saliera del equipo de robótica de su preparatoria y mejor formara una banda de rock. No hay mejor forma que pasar el tiempo en la prepa que entre guitarrazos y tambores de batería, le decía. Y, aunque sigo pensando que tener una banda es lo mejor que podemos hacer para divertirnos (no solo en la prepa sino en la vida), ayer, durante el Regional Laguna de la Competencia de Robótica FIRST, me di cuenta de que hay mucho punkrock en el rodearse de herramientas, circuitos, piezas de metal, y muchachas y muchachos igual de rebosantes de hormonas que tú.
For Inspiration and Recognition of Science and Technology (FIRST) fue fundada por el inventor Dean Kamen en 1989, quien, decepcionado por el número de jóvenes –en especial mujeres y jóvenes desprivilegiados– que escogían carreras relacionadas con la ciencia y tecnología, decidió, como buen inventor, crear algo cool que movilice a la desangelada juventud de los 90’s. Smells like teen spirit.
¿Cómo hacerlo? En palabras de Kamen: destilando lo que el deporte ha hecho mejor: “No te dan quizzes ni exámenes, sino competiciones, trofeos, e invitaciones. No tienes profesores sino entrenadores. Te nutres, en lugar de ser juzgado. Creas trabajo en equipo con los participantes. Justificamos a los deportes por promover el trabajo en equipo, pero, ¿por qué, cuando lo hacemos en el aula, lo llamamos copiar? FIRST es, sobretodo, un espacio donde no se juzga, en contraste con el enfoque tradicional de la enseñanza de las ciencias y las matemáticas, agriado con vergüenza e incertidumbre”. Kamen dice aquí, de una forma elegante y bella, una de las máximas del punk: Hazlo tú mismo.
Y, en palabras de uno de los coaches del equipo de mi hermano: hay que estar loco para estar en robótica. Hay que demostrar compromiso, amor por el equipo. Hay que estar y meter el cuerpo. En un mundo en el que se nos ha enseñado a recogernos en nosotros mismos y en nuestro propio bienestar, en un mundo que nos prefiere consumiendo primero que aprendiendo, en el mundo de los profesionistas solitarios, cansados y deprimidos, FIRST propone una comunidad que aprende y enseña, que se empodera con ciencia y tecnología, y que moviliza a jóvenes, padres de familia e instituciones, para involucrarlos a todos en la educación. Todo con luces de neón, robots con sensores ultrasónicos y auditorios repletos de fiesta.
Si para la sociedad del pasado, los robots simbolizaban la esperanza del progreso y el mejoramiento de la humanidad, hoy los robots nos dan la certeza de que ya hay una humanidad talentosa y combativa, que hace de la tecnología un espacio para que la comunidad se encuentre.