investigación deuda, influencias y gastos sobre secretaría de inversión público productiva de Miguel RiquelmePortada Reportaje
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“Soy de Oaxaca, él es de, era de aquí. Yo trabajaba en un negocio en México y allá lo conocí, en el D.F. Nos venimos para acá y él conocía a toda la gente; y yo no, yo venía a un lugar desconocido: no tenía a nadie, a nadie, ni familia, ni amigos, ni nada.

Cuando llegué, él no quería que hablara con ninguna persona. Quería que estuviera nada más en la casa: haciendo qué hacer y atendiéndolo a él. Y no, que yo no tuviera amigas, nada, ni que saliera. Y yo, por tonta, me aguanté. No me daba dinero, ni el gasto como debía de ser. ¡No quería lujos! Pero me conformaba con lo que debía de ser, y nunca, nunca le exigí.

Los vecinos que se daban cuenta me decían: “¡déjelo!, váyase a su tierra, regrésese, ¿qué está esperando?”. Y es que, también era bien golpeador, y yo decía: no, cómo lo voy a dejar, y me voy a llevar a mis dos hijos, cómo; luego que un día me pregunten que dónde está su papá, qué les voy a decir. Pues no, a mí me daría pena que ellos pensaran que yo nomás así los conseguí ¿verdad? De la nada. Por eso mejor decidí, pues aquí me aguanto.

La gente se enojaba conmigo por eso, me decía cosas; hasta que un día él vino y me dijo, vámonos a México. Y nos fuimos a México, esperando que las cosas fueran a cambiar, él lo esperaba. Pero no, no cambiaba, no cambió; también, nomás yo ahí en la casa, esperando a que llegara. Y así nos la pasábamos. Luego vino y me dijo, vámonos a Chihuahua a vivir, luego a Querétaro. Pero, él no lo sabía, que en ningún lado iba a cambiar: él era el que tenía el problema y no lo quería reconocer.

Mira, a qué vamos, yo le decía, si tú eres el mismo aquí y allá y a donde vayamos. No avanzas, no se te ve nada. Y él decía: no, sí, vas a ver cómo ya nos va a ir bien, ya tengo mi trabajo. Nos íbamos y era la misma. Entonces yo un día me dije que ya, que en dónde sea que vayamos ya ahí me iba a quedar, y me regresé aquí. Él se siguió su gira, siempre lo mismo; hasta que al rato salió con que ya tenía otra señora.

Pero, puras mentiras, porque me hablaba y me decía que andaba trabajando en Zacatecas y estaba aquí mismo. Pero eso me decía, puras mentiras. Una vez una persona que nos conocía bien lo vio y me dijo. Según él me dice que está en Zacatecas, pero no, ahí no está. Luego yo lo vi, ¡y lo conozco muy bien!, cuando me vio, se agachó, se escondió. Ah, ta bien, yo ya no quise saber nada.

Para qué tanta mentira, digo, toda la vida de mentiras, me fastidié.”

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