Crónica de la Conferencia Internacional ANUIES 2016.
Desde mi infancia le he temido al tiempo. En un país donde reina el machismo, pensaba que al crecer me iba a convertir en el gay estereotipado del que se burla la televisión o del que sus pensamientos son sinónimo de comedia… Pero no fue así.
Gracias al esfuerzo y a la educación que he recibido, hoy formo parte de la primera generación de líderes de la ANUIES (Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior), la cual tiene como misión, en este marco, cumplir los objetivos del desarrollo sostenible de la Agenda 2030 en México.
Al principio no imaginaba convertirme en un líder de dicha asociación; mucho menos pensé que algún día iba a representar a mi ciudad o a mi casa de estudios a nivel nacional. Pero para participar me alentaron las sabias palabras que decía mi abuelo Don Santos: “Todo lo bueno comienza con un ingue su”.
Al saber que fui uno de los 60 estudiantes seleccionados del país, no pude asimilarlo. De inmediato pensé en publicar aquella noticia en Facebook para que mis tías, mis más fieles seguidoras, le dieran Me gusta y comentaran frases como “eres grande” o “¡eso chingón!”. Sin embargo, opté por esperar unas horas antes de viajar a la Ciudad de México para sorprender a mis contactos con la buena nueva; además soy creyente de que si no se cuentan las cosas, éstas rebasan las expectativas.
En muchas ocasiones nos rodeamos de personas que valoran nuestro trabajo y esfuerzo, pero aun así nos sentimos vacíos. Para convertirse en un líder, el primer paso es t
ener fe en sí mismo. Quizás suene sentimental y un poco inspirado en Disney pero, en verdad, todos en el mundo llegamos con una misión bajo el brazo para hacer felices a terceros.
En este encuentro estudiantil conocí a jóvenes de todo el país; desde el frío y hogar de divos: Juárez, Chihuahua; hasta el cálido y sede de realitys de televisión: Acapulco, Guerrero. Todos con una visión grande y un mismo propósito: CRECER; cómo personas, profesionales y mexicanos.
Además del poder estudiantil, en dicho evento se dieron cita titulares, líderes globales, académicos, funcionarios, especialistas de instituciones y organizaciones de educación superior de América y Europa.
En cuatro días se intercambiaron ideas y visiones para cumplir los objetivos del desarrollo sostenible. ¡Ah! también se intercambiaron acentos lingüísticos, pero ese es otro tema de qué hablar.
México se encuentra en manos de los jóvenes. Nuestra voz, pensamientos y actitudes son las principales armas para transformar un lugar. Más allá de proponer, el siguiente paso para convertirse en un líder es accionar.
En este viaje conocí a personas realmente inspiradoras; una de ellas es Gabriela Pineda, estudiante de Ingeniería Industrial de Oaxaca. Actualmente su localidad se encuentra en una crisis de agua que podría intensificarse en el futuro. Esto provocó que ella y sus compañeros de escuela llevaran a cabo un proyecto que consiste en la creación de filtros de cerámica con nanopartículas de plata, la cual tiene como objetivo proveer el agua y así, beneficiar a su comunidad. “El agua es la clave del bienestar humano”, enfatizó Gaby en su videorespuesta.
Otra persona que inspiró por su carisma y humildad fue Rodolfo Quijano, o “El Pachuco” para los amigos. Pese a que su familia está viviendo una situación difícil, “El Pachu” –como yo le decía– siempre mostró su mejor cara. En un futuro desea convertirse en youtuber, pero por mientras le es fiel a la carrera de Ingeniería Logística y con ella desea crear un invernadero tecnológico que sea capaz de generar climas artificiales para cosechas fuera de temporada.
Por mi parte, la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible en México no es un tema para ignorar en el periodismo. A través de la creatividad y del apoyo de los medios tradicionales y digitales se pretende crear campañas que sensibilicen al receptor con los puntos de dicha agenda. Las problemáticas a las que le brindé mayor difusión fueron: la discriminación de género y la falta de oportunidades laborales a jóvenes mexicanos. (Tal cómo se planteó en el reportaje “Reina de billetes”).
Los jóvenes somos parte activa en las metas del desarrollo sostenible en la República Mexicana, pero no todo el trabajo es de nosotros. México necesita a personas inspiradoras que impulsen las buenas acciones, y con ellas, generar grandes cambios en el país.
Ahora, contestando a la pregunta del título; un gay o cualquier otro que se comprometa a mejorar la calidad de vida de su alrededor, puede liderar en México. Con esta experiencia entendí que para hacerlo no interfiere la sexualidad, procedencia o clase social de una persona; sólo importa su propósito y motivación para emprender.
Y tú, ¿ya tienes un plan bajo el brazo para cambiar a tu país?