Psiquiátrico Santa Lucía. Martes, 18:00.
-Pasa Juliana, acuéstate en el diván.
-¿Licenciada?
-Juliana, quiero que me cuentes tus sueños.
-¿Licenciada?
-Dime, Juliana.
-No soy Juliana esta tarde, Juliana está llorando.
-¿Qué le hiciste?
-(Ríe) Le corté las orejas…
-¿Por qué?
-No quiere escucharme, así que se las quité.
-¿No quiso escucharte?
-No. Oiga Licenciada: ¿usted no puede decir nada de lo que le cuente aquí, verdad?
-No, pero dime, ¿quién eres ésta tarde?
-Diana.
-Pero si Diana tiene apenas tres meses, tú tienes ya quince años.
-No importa, Juli y yo somos muy amigas y me dejó usar su edad. Mire, tengo que decirle algo importante Licenciada: yo y Juliana estamos hartas de mamá, ya no la queremos con nosotras.
-Pero Diana…
-¡No!, no queremos oírla, ya tomamos la decisión. Mamá es mala y no la queremos.
-¿Juliana quiere hacerlo?
-Sí, ambas la odiamos.
-Diana, ¿podrías dejarme hablar con tu madre?
-No, sabemos que le va a decir.
-No podría niñas, mis labios están sellados. Sólo quiero, ya saben, despedirme antes de que lo hagan.
-Bueno, pero le advierto Licenciada… (Suspira).
…
-¿Señora Carmen?
-Sí… dígame, Doctora…
-Necesito que se tome los antipsicóticos inmediatamente señora. Sus hijas quieren asesinarla.